EL SALARIO Y SU IMPORTANCIA DENTRO DE LA
ECONOMÍA VENEZOLANA
EN LA ACTUALIDAD
Según WILLIAM M. Mercer (2000), nos dice que “La compensación es el
elemento que permite, a la empresa, atraer y retener los recursos humanos que
necesita, y al empleado, satisfacer sus necesidades materiales, de seguridad y
de ego o estatus”. Pág. 194
El salario
desde sus inicios ha sido entendido como una compensación a favor del que
ejecuta una labor por orden de quien se lo prodiga. El salario representa para
el trabajador la compensación que recibe con la finalidad de satisfacer sus
necesidades materiales, las cuales por lo regular superan las expectativas y
las necesidades que cada uno de ellos tiene para su vida y para su entorno. Y
esta compensación resulta regularmente insuficiente, (fuera de las situaciones
económicas de cada país), en razón de las aspiraciones del ego o del estatus.
El salario
como compensación está técnicamente definido como la cantidad que se otorga al
trabajador con la finalidad de que se mantenga al trabajador en una posición
competitiva y para premiarlo por su contribución a los resultados productivos y
positivos obtenidos por su empleador. Sin embargo en el caso venezolano, las
distorsiones económicas son tan fuertes, que más allá del ego que circunda a
cada trabajador y de que muchas veces priva la ley del menor esfuerzo y de la máxima
utilidad, lo cierto es que el salario es una consecuencia de las presiones generadas
por la inflación, la escasez y la carestía que circunda la nación.
En términos
universales, el salario es la compensación que le permite al trabajador satisfacer
sus necesidades básicas, tales como comer, vestirse, contar con un techo para vivir,
gozar de servicios públicos y satisfacer las necesidades de su entorno
familiar. Pero más allá, existen las necesidades de seguridad ante los riesgos
y el futuro imprevisible,
las cuales no se ven satisfechas en la actualidad. Por ello deben plantearse
políticas públicas por parte del Estado, como órgano de control de la relación
empleador-trabajador, que les permita a los trabajadores ahorrar una parte de su
salario y que a su vez les garantice los
beneficios laborales (tales como el seguro social, el seguro de vida, los gastos
médicos, planes de jubilación, y otros). La finalidad es que el trabajador
cuente con elementos que le presten seguridad, ante la presencia de eventos
tales como la cesantía, las enfermedades, y otros eventos relacionados con el
hecho laboral.
De la misma forma, así como el trabajador presenta
expectativas sobredimensionadas a las realidades económicas de la nación,
también es cierto que en el país existe una casta empresarial resabiada a lo
largo de todo el siglo XX que adquirió con sus capitales la habilidad para involucrarse
en el escenario político, y así poder aglutinar poder político, económico y
social, lo que les sirvió de privilegios que le permitieron estar exentos de controles
efectivos que regularán sus actividades, tales como el pago de impuestos, la
limitación de ganancias para evitar el desequilibrio del mercado, la
compensación salarial y sus beneficios en forma justa y equitativa de los
derechos laborales de los trabajadores, para que contribuyan a la construcción
de una sociedad más responsable y equilibrada.
La realidad venezolana no es fácil, pero las
grandes potencias económicas mundiales no dependieron de sus recursos naturales
para superar las crisis que atacaron sus bases culturales, sociales, políticas
y económicas, sino que apelaron a sus potencialidades humanas para recuperarse
y construir un país con valor agregado para su nación. Venezuela tiene que
trascender a una economía de apertura con un crecimiento ordenado bajo la
supervisión del Estado para evitar que el mercado venza en su totalidad las
resistencias que se han venido construyendo en los últimos años por un
socialismo asistencialista que parece ya no resistir la presión de una economía
mundial de mercado capitalista, signada por un consumismo desbocado que solo
genera mayor inflación y que poco a poco va afectando la mayoría de los
estamentos sociales.
Sin embargo, a la par de estas medidas es necesario
que el trabajador no sea el gran perdedor y el mayormente afectado por las
decisiones que se tomen por el gobierno nacional, es necesario que el Estado
continúe prestando su asistencia a la protección social del trabajador y al
respeto y mantenimiento de la escala salarial conforme a los estados
inflacionarios que la economía nacional presente en el transitar diario de su
mercado interno.
De la misma forma es imperioso que la visión
capitalista del empresario de paso al compromiso y a la responsabilidad social,
procurando un margen de ganancia justo, que no dispare el círculo vicioso del
aumento salarial, el aumento inflacionario, y un aumento general de precios que
termina consumiendo las posibilidades del primero, entendiéndose que la
posibilidad de alcanzar una sociedad más justa y la mayor felicidad social
tiene que ver con la protección salarial de los trabajadores.
CESAR RANGEL GARCIA
V- 8.085.724
MARCO LEGAL DE LA GERENCIA DE RECURSOS HUMANOS
DR. MANUEL ALEXANDER ROJAS
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